LAS
DALIAS EN RUTA
Era un lunes festivo, pero aún
así madrugamos para estar a las once en el Retiro. Estábamos allí porque necesitábamos
trazar una ruta y tomar un par de fotos con nuestros respectivos árboles,
además de una general con la Puerta de la Independencia. Examinamos minuciosamente
a la multitud de gente que por allí pasaba tratando de encontrar a una persona
fiable que no se llevara nuestro móvil mientras nos sacábamos la foto delante
de la puerta. Una vez realizada la tarea y ya dentro del Retiro, giramos a la
derecha y… ¡milagro!, allí estaba el mapa con la ruta de los árboles que había
en nuestra zona, algo que llevábamos buscando unas dos semanas. Después del
impacto inicial, seguimos, como pudimos, en busca de los cartelitos que
evidenciaban la localización de los árboles. El único problema que nos ocasionó la ruta fue
encontrar la manera de llegar al segundo árbol porque nos perdimos entre los
enrevesados caminos.
Durante esta salida nos
ocurrieron un par de anécdotas de las que nos gustaría dejar constancia en este
capítulo, de esta manera, a lo mejor, conseguimos que os echéis algunas risas. La
primera fue al llegar a un parquecito en el cual, para aliviar la tensión
originada por nuestra falta de orientación, nos hicimos una serie de fotos en
un trenecito de madera como si todavía fuésemos unas crías, recibiendo las
miradas curiosas y divertidas por parte de un grupo de chicos que allí estaban.
La segunda y más inusual nos ocurrió casi al final de nuestra ruta. Mientras estábamos
andando, se nos apareció un hombre por la espalda asaltándonos con un montón de preguntas que, inmediatamente nos
pusieron en guardia, tales como: ¿qué hacéis un lunes por la mañana en el
Retiro?, ¿qué estudiáis?, ¿en qué curso estáis?, ¿qué carrera queréis
estudiar?, ¿en qué barrio vivís?... para después empezar a relatarnos su ajetreada
vida con sus dos hijos mayores ya fuera de casa. Y para colmo de extrañeza, a
nuestro alrededor empezaron a rodearnos un numeroso grupo de palomas, pero lo más
gracioso eran nuestros intentos de fuga de la conversación y las pocas luces
del hombre al seguirnos durante casi un tramo entero del camino, todo ello con
nuestras queridas palomas pisándonos los talones, como no podía ser de otro
modo.
Con todo esto y entre risas, nos despedimos
preguntándonos cuál sería la próxima aventura que nos tendría preparada este
trabajo.
Nuevo capítulo interesante.
ResponderEliminarMe alegro mucho de que por fín encontraráis vuestro mapa.
Marina (prof)