sábado, 23 de febrero de 2013

Capítulo 3


LAS DALIAS EN RUTA

Era un lunes festivo, pero aún así madrugamos para estar a las once en el Retiro. Estábamos allí porque necesitábamos trazar una ruta y tomar un par de fotos con nuestros respectivos árboles, además de una general con la Puerta de la Independencia. Examinamos minuciosamente a la multitud de gente que por allí pasaba tratando de encontrar a una persona fiable que no se llevara nuestro móvil mientras nos sacábamos la foto delante de la puerta. Una vez realizada la tarea y ya dentro del Retiro, giramos a la derecha y… ¡milagro!, allí estaba el mapa con la ruta de los árboles que había en nuestra zona, algo que llevábamos buscando unas dos semanas. Después del impacto inicial, seguimos, como pudimos, en busca de los cartelitos que evidenciaban la localización de los árboles. El único problema que nos ocasionó la ruta fue encontrar la manera de llegar al segundo árbol porque nos perdimos entre los enrevesados caminos.


Durante esta salida nos ocurrieron un par de anécdotas de las que nos gustaría dejar constancia en este capítulo, de esta manera, a lo mejor, conseguimos que os echéis algunas risas. La primera fue al llegar a un parquecito en el cual, para aliviar la tensión originada por nuestra falta de orientación, nos hicimos una serie de fotos en un trenecito de madera como si todavía fuésemos unas crías, recibiendo las miradas curiosas y divertidas por parte de un grupo de chicos que allí estaban. La segunda y más inusual nos ocurrió casi al final de nuestra ruta. Mientras estábamos andando, se nos apareció un hombre por la espalda asaltándonos con un  montón de preguntas que, inmediatamente nos pusieron en guardia, tales como: ¿qué hacéis un lunes por la mañana en el Retiro?, ¿qué estudiáis?, ¿en qué curso estáis?, ¿qué carrera queréis estudiar?, ¿en qué barrio vivís?... para después empezar a relatarnos su ajetreada vida con sus dos hijos mayores ya fuera de casa. Y para colmo de extrañeza, a nuestro alrededor empezaron a rodearnos un numeroso grupo de palomas, pero lo más gracioso eran nuestros intentos de fuga de la conversación y las pocas luces del hombre al seguirnos durante casi un tramo entero del camino, todo ello con nuestras queridas palomas pisándonos los talones, como no podía ser de otro modo.


Con todo esto y entre risas, nos despedimos preguntándonos cuál sería la próxima aventura que nos tendría preparada este trabajo.  

1 comentario:

  1. Nuevo capítulo interesante.
    Me alegro mucho de que por fín encontraráis vuestro mapa.

    Marina (prof)

    ResponderEliminar